Capital social: teoría y medición

Para la Sociología no es nuevo que la “intervención y participación en grupos puede tener consecuencias positivas para el individuo y la comunidad” (Portes 2012:83). La novedad del concepto CS reside en que ubica las consecuencias de la sociabilidad en la discusión sobre el capital como formas no monetarias que “pueden ser fuentes de poder e influencia, tan importantes como el volumen de las acciones o la cuenta bancaria” (Portes id.).

El capital puede clasificarse según la autonomía o heteronomía de su producción y según lo general o específico de su uso (Esser 2008). La primera clasificación indica que hay capital que representa a bienes privados (como el capital económico, capital humano o capital cultural) y que hay capital que representa a bienes comunes (como el capital institucional o el capital político). La segunda clasificación refiere a los usos del capital, algunos tan generalizables como el uso del dinero, y otros acotados a determinados entornos sociales como el lenguaje o las costumbres. El capital social -intangible y fungible- es un caso especial de capital en tanto se trata de un stock de recursos que controla un actor. Conceptualmente, refiere a todos los recursos que un actor puede movilizar o aprovechar dado que se encuentra inserto en una red de relaciones con otros actores. Lo particular del CS es que combina aspectos individuales y sociales tanto en el control como en el uso de los recursos. Todo tipo de CS contiene alguna característica de bien colectivo y, a la vez, incorpora a las interacciones entre los actores individuales y sus acciones porque las relaciones no pueden ser construidas ni mantenidas en el anonimato (Esser 2008). O más claramente: “Mientras el capital económico está en las cuentas bancarias de la gente y el capital humano en sus cabezas, el capital social es inherente a la estructura de las relaciones. Para poseerlo, una persona debe relacionarse con otros, y el verdadero origen de su beneficio son éstos y no ella” (Portes 2012:87).

Si bien hay un panorama teórico dispar3 vinculado al concepto de CS (Castiglione et al. 2008) se observa “un creciente consenso en cuanto a que el capital social representa la aptitud de los actores para asegurarse beneficios en virtud de la pertenencia a redes u otras estructuras sociales” aunque “los usos variados que se le dan varían en modo notable” (Portes 2012:87). La operacionalización del CS es un desafío, dada la premisa de que el conocimiento en Ciencias Sociales se construye en un diálogo continuo entre teoría y empírea. Para evitar caer en tautologías, Portes (2012:99) indica que en primer lugar es preciso dejar claro cuáles son los factores causales del CS, cuáles son los recursos del CS que están contenidos en la red de relaciones sociales y cómo se accede a ellos y cómo se movilizan, así como cuáles son los efectos esperados del CS.

En relación a las fuentes de CS, resulta importante destacar que el CS es un constructo que capta las desigualdades sociales y a menudo refuerza las jerarquías estratificadas (Lin & Erickson 2008:7). De hecho, cuanto más desigual es un sistema estratificado más grandes son las diferencias en el CS. La desigualdad en el acceso al CS llega con el nacimiento, de acuerdo al contexto de la familia en la que se nace. El estatus socio-económico de los padres incide en el CS, de manera que a mayor educación y mayor nivel de ingresos se verifica un mayor CS. También las desigualdades de género se reflejan en las diferencias de CS: los hombres tienen mayor CS que las mujeres. Lo mismo ocurre con las diferencias étnicas en aquellas sociedades que tienen variabilidad de etnias: los grupos que están mejor posicionados en el sistema de estratificación de una sociedad ganan más CS. Asimismo, a mayor educación se verifica mayor CS (Lin & Erickson 2008:7). A lo largo de la vida el CS aumenta en tanto se trabaja de manera remunerada. También es mayor el CS entre aquellos con actividad en asociaciones voluntarias y entre los usuarios más activos de Internet, teléfonos y diarios (Lin. 2008:8)4. Lin5 explica el incremento de CS vinculado a la actividad en asociaciones voluntarias y al uso de nuevas tecnologías debido a que el perfil de activistas y usuarios implica altos niveles de educación y ocupación. Pero ¿es adecuada esta explicación para las personas mayores? ¿Implica la jubilación una pérdida de CS? Sí. Una serie de eventos vincuados al curso de la vida pueden erosionar el CS; algunos de éstos son la jubilación, las enfermedades, las discapacidades, los duelos o la responsabilidad del cuidado de otro, Russell et al (2008). Finalmente, están los resultados del CS: Por un lado, el retorno para la acción instrumental que puede ser económico, político (posiciones jerárquicas en la comunidad) o social (reputación). Y por otro lado, el retorno para la acción expresiva, importante para proteger recursos y evitar pérdidas de CS. Hay tres tipos de acción expresiva: la salud física, la salud mental y la satisfacción con la vida (Lin, 1999).

De acuerdo a Castiglione (2008:155) las maneras de conceptualizar y medir el CS coinciden en que éste implica aspectos estructurales y culturales, dos características altamente interdependientes. Los aspectos estructurales refieren a las conexiones entre las personas o redes; y los segundos a las obligaciones entre las personas, normas sociales o valores, y en particular a la confianza. En cuanto a la forma más común de operativizar estos conceptos, las operativizaciones dominantes se concentran en las redes y la confianza, lo cual involucra habitualmente la medida de actividades en asociaciones voluntarias para el aspecto estructural y la medida de confianza personal y social para el aspecto cultural (Castiglione, 2008).

Entre los recursos que proveen las relaciones y las redes que refieran al CS se encuentran (Castiglione. 2008:155): 1)El acceso a la información y a la vida social a través de relaciones. 2)La disposición de los actores a colaborar entre sí. 3)La provisión de apoyo, ayuda, solidaridad. 4)La posibilidad de control sobre el destino y las acciones de otros miembros de la red. 5)El clima de confianza en la red, entre los parientes y amigos.6)La validez de las normas, valores y la moralidad dentro de un grupo, organización o sociedad. Los tres primeros recursos aluden al CS relacional, que es el CS de un actor entendido como los recursos que un actor puede emplear y usar a través de las relaciones personales, directas o indirectas, con otros actores quienes controlan los recursos en los que el actor está invirtiendo intencionalmente y que finalmente darán sus frutos. Los tres últimos recursos aluden al CS de sistema, ya que el CS también puede ser considerado como una característica emergente de una red de actores. Por ejemplo: el control social o la confianza. Como ya se ha dicho, ambos aspectos, relacional y de sistema, se encuentran en todo tipo de CS.

De acuerdo a Putnam (2002:14) la idea central de la teoría del CS es que las redes tienen un valor. Y el CS refiere a los vínculos entre individuos –las redes de reciprocidad y confianza derivadas de ellas. Seguiendo esta concepción “el capital social debería medirse en un espacio multidimensional que tuviera en cuenta al menos los siguientes elementos: Confianza social; densidad de las relaciones sociales; capacidad de trabajar en equipo (cooperar y coordinar) y la participación en organizaciones; participación cívica; e intensidad de las normas sociales” (García Montalvo & Reynal-Querol 2003). Poulsen et al (2011:222) proponen medir el CS de las personas mayores a nivel comunitario en Dinamarca basados en los conceptos CS vinculante y CS que tiende puentes de Putnam, y en el concepto CS linking de Szreter&Woolcock (2004). El CS vinculante (Putnam 2002:20) “es bueno para consolidar la reciprocidad específica y activar la solidaridad”. De acuerdo a Poulsen (2011:222) éste refiere a la confianza y las relaciones de cooperación entre los miembros de una red que comparten una identidad social y es caracterizado por las relaciones cercanas y los vínculos fuertes. Poulsen lo operativiza a través de la participación social, la diversidad social y la satisfacción con las relaciones sociales, a nivel comunitario. En particular, la participación social la mide a través de tres ítems: la frecuencia mensual de visitas que las personas mayores reciben en la casa, que hacen a otros y a través de la partipación mensual en actividades sociales fuera de la casa. El CS que tiende puentes “puede generar identidades y reciprocidad más amplias” (Putnam 2002:20), refiere a las relaciones de mutuo respeto entre personas que no son parecidas en algún aspecto sociodemográfico y es medido6 a través de los niveles de criminalidad de la comunidad (Poulsen et al. 2011:225). En tanto el CS linking, se define como las normas de respeto y redes de relaciones de confianza entre las personas que interactúan a través de poderes formales o institucionalizados en la sociedad y para medirlo consideran las perspectivas de las personas mayores acerca de los políticos y autoridades, así como las actitudes de los políticos en relación a las personas mayores de la municipalidad (Poulsen 2011).

Por otro lado, de acuerdo a Fukuyama (1995:44) el CS “consiste en una capacidad fundamentada en el predominio de la confianza en una sociedad o en alguno de sus aspectos. Puede materializarse en el más pequeño y básico de los grupos sociales, o sea, la familia, pero también en más amplio de los grupos, la nación, así como en todos los grupos intermedios”. La confianza alude a la disposición de un actor para comunicarse y cooperar con otros (Offe 1999:3)7. Según Fukuyama (1995:24) la capacidad de asociarse “depende, a su vez, del grado en que las comunidades comparten normas y valores y son capaces de subordinar los intereses personales a los del grupo. De estos valores compartidos deriva la confianza y ésta, como veremos, posee un enorme y mensurable valor económico.”¿Son las medidas de confianza (comúnmente la confianza en las instituciones y la confianza en las personas) adecuadas para medir el CS de las personas mayores?

Nummela (2008) hace una revisión de la literatura vinculada a la confianza (interesado en su vinculación con la participación social y la salud entre las personas mayores) y retoma de Veenstra (2002) la división de la confianza en tres subdimensiones: confianza social, confianza política y confianza en expertos y profesionales. La primera refiere a la confianza que se tiene en la gente con la que se interactúa día a día, en tanto la confianza política es la confianza en los gobernantes. Las personas, en general tienden a confiar más en la gente de su comunidad y menos en los gobernantes, pero los que confían en un referente también tienden a confiar en el otro. Sin bien la confianza social y la confianza política se encuentran asociadas a nivel individual a nivel agregado hay “numerosos trabajos que concluyen que la confianza social no está relacionada de forma intensa o consistente con la confianza política” (Montero et al. 2008).8 Citando a Veenstra, Nummela señala que la confianza personal indica en qué medida las actitudes de confianza prevalecen en la totalidad de las interacciones sociales (confianza social) y la confianza interpersonal refiere a la confianza en las relaciones particulares en concreto. Pero, no se sabe en qué medida la disposición personal a confiar contribuye al desarrollo de la confianza interpersonal. La capacidad de confiar en otros se considera una actitud interpersonal positiva y las relaciones personales cercanas y las redes sociales son altamente dependientes de la confianza, lo que la convierte en una característica importante en especial entre las personas mayores (Nummela, 2008). Desde este punto de vista, la confianza interpersonal y social resulta pertinente para analizar el CS de las personas mayores. En cuanto a las variables asociadas a la confianza, Nummela recoje de la literatura que altos niveles de desigualdad de ingresos disminuyen los niveles de confianza. También refiere a que las personas separadas o divorciadas, de bajo estatus socioeconómico, así como los jóvenes tienden a reportar menores niveles de confianza. Además, señala que no se ha encontrado evidencia de la asociación entre la edad y los factores socioeconómicos (como los ingresos y el nivel educativo) con la confianza entre las personas mayores. Más que nada, altos niveles de confianza aseguran mejores recursos emocionales, financieros y logísticos a los adultos mayores (Nummela, 2008). Por otro lado, para Montoro et al (2008:48) “las actitudes y comportamientos sociales forman un grupo de variables, mientras que las orientaciones y comportamientos políticos forman otro.” La confianza se relaciona con el CS en tanto “las relaciones personales cercanas y las redes sociales son altamente dependientes de la confianza” (Nummela 2008) y es justo en las redes sociales, en las relaciones sociales donde está contenido el capital social. Sin confianza no hay cooperación y por tanto no se podrá acceder ni movilizar el CS contenido en la red social. Por tanto, es un indicador pertinente para este trabajo.

Mientras hay autores que sobreestiman el significado de la confianza como indicador del CS (Adam 2008) -sobre todo en su operacionalización y medición- otros la omiten del análisis. Adam (2008) señala que toda investigación sobre el CS debe incluir a la confianza, pero que medirlo sólo considerando la confianza no está teóricamente justificado. Además, recuerda que la pregunta que se suele incluir para recoger la valoración de la confianza en los demás usa, en general, la afirmación: “most people can be trusted”, cuya interpretación hay que considerar en el contexto. Lin y Erickson (2008:23) sostienen que no está claro cómo se asocia el CS o las redes sociales con el involucramiento cívico, la confianza o las relaciones de reciprocidad y recomiendan: “caution must now be exercised to refrain from using trust and reciprocity as measures of social capital” (2008:23).

Según Lin y los investigadores que lo acompañan en el abordaje teórico y metodológico del CS, éste es un recurso contenido (embedded) en las relaciones sociales, es decir el CS es un concepto de redes y, además, es una teoría que concibe al capital como recursos valorados que generan retorno a los individuos y a los actores colectivos en una sociedad. De acuerdo a Lin (1999:35) el CS está capturado en las relaciones sociales y su producción es un valor agregado que se genera a través de la inversión en relaciones sociales. En definitiva, Lin afirma que el CS está enraizado en las redes y relaciones sociales y debe ser medido en relación a éstas. En concreto, este autor se inclina por las investigaciones que se enfocan en medir los recursos contenidos en la red social y en medir la ubicación de la persona en la red social (estrategia que utiliza a través del generador de posiciones, habitualmente utilizando la ocupación como indicador de la posición de la persona en la red). Según Lin, la obtención de información, de influencia, de credenciales sociales, y de reconocimiento y refuerzo de la identidad, son cuatro explicaciones acerca de por qué los recursos contenidos en las relaciones aumentan el CS, y por tanto se trata de medidas válidas para el CS. De acuerdo a la teoría de los recursos sociales, Lin (1999) señala tres recursos a medir: bienestar, poder y estatus.

Hablar de relaciones sociales en red remite a la propuesta de Granovetter (1973) quien eligió un aspecto de la interacción a pequeña escala: la fuerza de los vínculos interpersonales10 y se puso como objetivo demostrar que ésta puede relacionarse con fenómenos macrosociológicos. Granovetter (1973) planteó una estructura de relaciones sociales con vínculos estáticos que están unidos con fuerzas diferentes (fuertes o débiles) algunos de los cuales cumplen funciones importantes para el conjunto al actuar como puentes sobre los cuales “something flows”11 (Granovetter 1983). Granovetter (1973) presentó un modelo teórico en el que se representa si un vínculo es débil, fuerte o ausente, y dejó la operativización del mismo abierta a la discusión. Pero, cuando debió operativizar los vínculos débiles o fuertes para un estudio sobre vínculos y obtención de información laboral lo hizo en relación a la frecuencia del contacto con las siguientes categorías: a menudo (al menos dos veces por semana); ocasionalmente: más de una vez al año pero menos de dos veces por semana; y raramente: una vez al año o menos. ¿Es la frecuencia de contactos una forma adecuada de medir el CS en las redes sociales de las personas mayores? Si bien la frecuencia de contacto no alude necesariamente a la intensidad del vínculo, sí da cuenta de un aspecto relevante para las personas mayores. Si la familia no tiene tiempo para acompañar a una persona mayor al médico, entre otras cosas, puede suponerse una baja frecuencia de contacto. Por tanto, aunque es limitado consideramos a la frecuencia del contacto un indicador adecuado para medir las redes sociales de las personas mayores. Pero además, es necesario atender a la dinámica de las redes sociales porque la red social cambia con el tiempo (Granovetter 1983:229). ¿Cómo afecta la dinámica de las redes al CS de las personas mayores? Envejecer implica perder CS porque la diversidad de la red social disminuye en la vejez (Erickson 2008).12 ¿Se pierden vínculos débiles con el envejecimiento? ¿Son los vínculos fuertes más importantes para la consecusión del CS que los vínculos débiles entre las personas mayores? Pero no sólo la red cambia a lo largo del tiempo, sino que el propio vínculo, la interacción social es dinámica (Azarian 2010:327). Si los vínculos fuertes representan a los parientes y amigos ¿Qué ocurre con la frecuencia de contacto, la intensidad emocional y la intimidad entre estos vínculos al envejecer?

Por último, ¿son las medidas de participación cívica (mayoritariamente medida a través de la participación en asociaciones voluntarias) adecuadas para medir el CS de las personas mayores? Con respecto a la participación cívica la mayoría de las investigaciones la miden a través de la membrecía en asociaciones voluntarias o la realización de trabajo voluntario en dichas organizaciones. De hecho, Putnam (2002) alerta sobre la disminución de la interacción de las personas en Estados Unidos fuera de los ámbitos del hogar, el trabajo y la educación. No obstante la vinculación a asociaciones voluntarias es sólo una parte minoritaria de la participación social de la gente, que dedica mucho más tiempo a actividades sociales informales como recibir y hacer visitas, o ir a fiestas, bares y restaurantes (van Ingen 2008:104). Mientras la participación formal indica la vinculación con asociaciones de voluntariado u otro tipo de instituciones significativas para el contexto, la partipación informal carece de reglas fijas de membresía. Con respecto a la participación hay que señalar que la participación formal en asociaciones disminuye con la edad, y por lo tanto con mayor fundamento se puede proponer que la participación social informal es más importante que la formal entre las personas mayores (van Ingen 2008:106).

Entendemos al CS como los recursos contenidos y movilizados en una red de relaciones sociales en la cual hay depositada una confianza que permite la cooperación mutua a partir de la cual se pueden obtener beneficios para el individuo y para la sociedad en la cual vive. Resulta relevante para este trabajo medir el CS teniendo en cuenta:

CONSTRUCTO TEÓRICO DEL CAPITAL SOCIAL
Dimensiones
Aspectos estructurales
1- La red social
2- La participación social
Aspectos culturales
3- La confianza social, interpersonal y la confianza en las instituciones

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