Notes from SHARE conference (1): "Do social networks really matter?":

Howard Litwin, from the Hebrew University of Jerusalem and coordinator of Social Networks in the Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe, pointed that there is agreement on the importance of social networks for the subjective well-being of older adults but there is less agreement on how to measure social networks. They can be direct or indirectly measured by single or composite indicators. Usually, researchers measure the entire map of the whole network but it is costly and time consuming. For these reasons, most large population studies measure ego networks (personal) and who they have as their alter(s), Litwin said.

Researchers also use indirect measures as the role-relation orientation (married, e.g.) also called socio-demographic proxies, which had been used in the first and second wave of SHARE. Other indirect measures are social exchanges and social engagement ones. Besides, measures can be single or composite. The researcher sustained that social networks are best represented by unique combinations of individual networks indicators. In the wave 4 of SHARE, name generators were introduced to measure who are the people important in older adults’ life and, using this measure, Litwin found that 6% of people interviewed reported having no network at all.

SHARE data show that social network variables vary by region: while senior citizens of Mediterranean countries are more connected than non-Mediterranean ones, these exchange more than the formers outside the household. In addition, elderly people of Mediterranean countries report being lonelier than those from non-Mediterranean ones. Moreover, a much stronger positive association between loneliness and depression in non-Mediterranean countries suggest that loneliness means different things in different cultures, Litwin said. 

Almost all social networks variables (size, proximity, contact...) correlate with well-being but social network variables also vary through the life course: having a spouse if you are over 80 years is negative associated with well-being, while before 80 is positive associated. In sum, not only does matter who you are with but when in the life course and where in culture, Litwin stated.

In conclusion, the researcher pointed that social networks matter and differ in how we measure it, in the context and the status of the persons we are addressing.

In the Family and Social Networks panel sessions chaired by Litwin, Bettina Isengard from the University of Zurich wondered about how strong is intergenerational cohesion and measured it through functional solidarity, understood as the exchange of time, money or space.  She found that functional solidarity depends strongly on age, and that North countries are more willing to exchange money while South countries are more willing to exchange space (co residence). Besides, there is more exchange of money and less exchange of space and grandchildren care  in countries with a strong Welfare State. Moreover, those (people) who exchange money do not exchange space.
  
On the other hand, Christian Deindl from the University of Cologne talked about cohesion, social networks and late life health. While it is widely accepted that social networks are positive associated with health, Deindl results show that the characteristics of the network, like size and quality, also matter: smaller social networks are better for subjective health (?) and the quality of social networks (satisfaction) is especially important for the health. Finally, the question about causality remains open:  Is health causing social networks or are social networks causing health? 

However, we have to be careful when looking at the incidence of social networks in the health and well-being of older adults in Spain: Alda Azevedo, from Universidade de Lisboa, found that in Spain the size of the network was not significant for subjective health. Also, Litwin found almost no significant association of social network characteristics on the well-being of older adults of South countries but in the exchange of help inside and outside the household, and the association was negative. Moreover, frequency of contact with grandchildren is positive associated with well-being in all regions of Europe but in the South, where it has no significant association (Litwin in Phellas 2013:186). In Spain, in particular, social participation has no significative association with self-perceived health, an indicator of well-being, as Paula de Jerónimo, from Universidade de Lisboa, stated at the Active Ageing panel sessions.


Phellas, C.N., 2013. Aging in European Societies: Healthy Aging in Europe, Springer.

Soledad Caballero's  notes from 4th International SHARE users conference - Nov, 28-29, 2013 at HEC-Université de Liège - Belgium


Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe (SHARE) Conference

I am ready (and happy) to attend to the SHARE Conference this week in Liège: "sessions will include topics in the fields of health & wellbeing, life course, family social networks, workcare, inequality and crisis, retirement, survey methodology as well as health care, active ageing and life course and socio-economics".

Check the agenda here

I will post about it when I get back to Barcelona.



Crónica parcial y reflexión sobre la Jornada Gent Gran i Crisi

Desde el comienzo de la jornada estuvo presente el tema de la invisibilidad de las personas mayores en la sociedad. “Soms ciutadans”, dijo Mercè Mas, trabajadora social, jubilada y secretaria del Patronat de Amics de la Gent Gran.

Mas hizo referencia a los estereotipos en que se agrupa la mirada sobre las personas mayores que, en su opinión, representan un grupo aún más diverso que el resto de la población, y dicha hetereogeneidad tiene que ver con aspectos mentales, sociales, familiares, del entorno y con la experiencia e historia de vida de cada uno. A su entender, la crisis y la falta de dinero inciden en que las personas mayores dejen de participar en actividades sociales y esto aumenta la vivencia de soledad y de aislamiento social, lo cual tiene consecuencias para la salud y el aumento de riesgo de exclusión social. Por otro lado, Mas señaló que la crisis implica la pérdida de tranquilidad para estas personas, tranquilidad asociada por ejemplo, a tener un trabajo para toda la vida. Actualmente, hay familias que subsisten gracias a la pensión de las personas mayores que, según Mas, son uno de los amortiguadores principales de la crisis.

La conferencia de Mas, por un lado, deja la inquietud de conseguir los datos o cuantificar la cantidad de casos en que las personas mayores actúan como amortiguadores de la crisis con el aporte de su pensión. ¿Qué características tienen los casos en que se da esta situación? Por otro lado, invita a la reflexión de cómo abordar el estudio del capital social en un contexto de crisis porque estamos asistiendo a la movilización de los recursos, es decir no preguntar ¿a quién acudiría si precisara soporte financiero? sino ¿a quién acudió? y quién efectivamente le dio el soporte que precisaba. Y si alguien acudió a usted en busca de soporte y si lo brindó. Un poco en esta línea se ha hecho el estudio entre las personas que atiende la Cruz Roja Catalunya (2012) al que refirió en su presentación la directora de Gent Gran i Atenció a la Dependència, Susanna Roig, y que detallaremos más adelante.

La intervención de Mas también hace pensar en lo particular de la incidencia de la crisis entre las personas mayores, porque la pérdida de esa tranquilidad a la que refiere se extiende a través de todas las franjas de edad. Tampoco la disminución de la actividad social debida a la falta de recursos se limita a las personas mayores, aunque cuando esa pérdida de actividad social se da a una edad donde de por sí disminuyen los vínculos sociales, el riesgo de aislamiento social y de soledad es probable que sea mayor.

En el bloque de dependencia y soledad algunos términos fueron esclarecidos. Toni Vilà, Professor de Ciència Política i Investigador de I’Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOP) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), explicó que las personas dependientes son aquellas que necesitan ayuda para hacer actividades básicas de la vida diaria por pérdida de autonomía y señaló que a partir de los 80 años se da un incremento importante en la cantidad de personas dependientes: el 50% de la gente con más de 80 tiene problemas de dependencia, el doble de mujeres que de hombres. La conferencia de Vilà nos hace considerar para nuestro trabajo a la edad 80 como una referencia para establecer diferentes rangos de edad. También nos hace reflexionar sobre la necesidad de incorporar a la dependencia para explicar la heterogeneidad entre las personas mayores, porque luego de los 80 no será tanto la edad como el hecho de ser dependiente o no el que incida en aspectos como la calidad de vida de las personas.

Albert Quiles, licenciado en psicología y ciencias del trabajo y director de Acción Social de Amics de la Gent Gran, diferenció entre soledad y aislamiento social. La soledad, explicó, es un fenómeno complejo y subjetivo. Además, hay que hilar más fino porque la que perjudica es la soledad no deseada, que se trata de una experiencia subjetiva cuando nuestras relaciones sociales no son suficientes o no son como esperaríamos que fueran. Se da tanto en personas que viven solas como las que no y las personas de más de 80 años son las más vulnerables, señaló Quiles. Además, hay una vivencia de soledad invisibilizada entre las personas que están institucionalizadas. La soledad de las personas mayores hace muchos años que es un problema y precede a la crisis económica. Como causas de la aparición de esta soledad Quilmes señaló la pérdida de la pareja; el no sentirse útil a la sociedad; y el ritmo de la sociedad, la limitación con el tema de las nuevas tecnologías: las personas mayores, dijo, tienen el sentimiento de no sentirse parte de la sociedad en la que viven.

Estos planteos nos hacen pensar en qué casos aprender a usar Internet, por ejemplo, y utilizar la comunicación via Internet podría ayudar a mitigar o no el sentimiento de soledad entre las personas mayores. Un duelo por la pérdida de una pareja no se puede evitar, pero sí se puede trabajar para resignificar el lugar de las personas mayores como miembros útiles de la sociedad y para evitar ese sentimiento de exclusión. ¿Es el aprendizaje de nuevas tecnologías e Internet un camino deseable?

Esto de sentirse útiles a la sociedad se conecta de alguna forma con el planteo de la investigación de Carme Triadó, Catedrática de Psicología Evolutiva de la Universitat de Barcelona, que haciendo referencia a un estudio realizado en la UB concluye que las personas mayores son generativas en este tiempo de crisis, y están en situación de poder hacer cosas por los otros. Por ejemplo, señaló, trasmitir valores.

Susanna Roig, de la Cruz Roja de Cataluña, refirió también a la invisibilidad, la heterogeneidad de las personas mayores y a la soledad que está presente a pesar de tener contacto frecuente con la familia. Roig coincide en que la soledad es un fenómeno multicausal pero hace notar que la crisis económica también impacta sobre la misma, así como sobre la percepción de la calidad de vida propia. Roig citó varios datos de la investigación acerca del impacto de la crisis sobre las personas mayores que atiende la Cruz Roja (2012) mencionando un dato interesante es que una de cada tres personas, en 2012, ayudó a algún familiar, principalmente brindando soporte económico, pero también brindando apoyo en forma de alimentos y de acogida de los familiares en la casa. Un 15% de estas personas también ayudó a otros que no son de la familia. Esta solidaridad, según Roig, es forzada y no es similar a aquel soporte solidario que permitió crear el Estado de Bienestar.

Si bien alguien señaló que algunas personas mayores se ofenderían si los hijos no les piden esa ayuda, Lourdes Pérez de la UAM estuvo de acuerdo en que el sentimiento de estos “abuelos ciudadores” es al menos ambivalente, y se convierte en casi una obligación con la crisis. Pérez especificó que la ayuda y contribución dentro de la familia es constante, sobre todo en la familia mediterránea, pero que en tiempos de crisis esta ayuda se intensifica, ya sea ayuda financiera u otro tipo de servicios. En tiempos normales esta ayuda es puntual -por ejemplo, para impulsar a los hijos hacia la independencia- pero en tiempos de crisis se trata de una ayuda periódica que no se sabe cuándo terminará y que erosiona los ahorros de las personas mayores. 


Más información: 

Context: Jornada Gent Gran i Crisi



"La Jornada Mayores y Crisis pretende dar una visión realista sobre la situación actual y mostrar el rol activo que algunas de estas personas mayores están tomando, fruto de un espíritu de sacrificio y lucha aprendido después de una vida llena de trampas y situaciones complejas."

Internet use among elderly people - State of the art (July, 2013)

Among the research on the influence of the use of the Internet among elderly people, we find reports of positive impact by reducing depression (Cotten 2012) and feelings of loneliness (Sum et al. 2008) or increasing satisfaction with social contacts due to email communication with friends and relatives (Russell et al. 2008; Wagner et al. 2010). Some authors regret that many previous studies “have been based on small samples which limit (...) the robustness of the findings” (Cotten et al. 2012:496). Other researchers warn that the relationship between new technologies and social well-being is not automatically positive (Sarrica et al 2013) and say that the Internet can be either helpful or harmful, depending on the type of use and the time spent online (Sum et al. 2008). Finally, other authors claim that there is not enough evidence (Dickinson 2006) particularly with respect to causality (Hogeboom et al. 2010). 

In the general population, research shows that use of the Internet helps to maintain social relationships (Wellman 2001; Miyata et al. 2008; Penard and Poussing 2010). Furthermore, no significant effect has been found on the perceived quality of life as regards Internet-based communication, as opposed to face-to face communication (Lee et al. 2011 ). In short, we know that existing social networks lead senior citizens to use the Internet (Hernández et al. 2012:216; Sayago & Blat 2010) but we lack sufficient evidence of the extent to which Internet use might help strengthen social networks in a period of life in which social relationships change (Angel 2011:146). 

As regards users’ engagement, we need to recall that technology has a meaning and a particular meaning has to correspond to individual perceived needs or interests for an individual to become a user (Selwyn 2003:108). That is what happens in elderly people who started using the Internet because they found it useful or found it had a purpose (Hernández et al.2013) rather than for any technology novelty or curiosity. Meaning of use, therefore, precedes web usability for engaging elderly people on the Internet, although perception of the ease of use also matters (Ramon-Jeronimo 2013). Vodafone (2011) reports that barriers to ICT access are based on motivation in the first instance, then functional aspects (difficulty of use) and, finally, economics factors that arise when previous barriers are overcome. 

The most common ICT that elderly people use (INE 2012) and own (Pew Internet Adult Gadget Ownership 2006-2013) is the mobile phone. When we talk about access to the Internet, however, the computer prevails over mobile phones among senior citizens. While younger access to Internet is widespread and becoming mobile (Pew Internet 2013), senior citizens primarily access Internet from the computer. Recent research concludes that “the purported lack of interest and capacity on the part of the elderly is empirically supported for the Internet but not for the mobile phone” (Sarrica et al. 2013:23). Fernández-Ardèvol & Prieto (2012) studied the use and rejection of the mobile phone among people over 60 years living in the Metropolitan Area of Barcelona. Researchers found that many younger well-educated senior citizens, who were living in their own home, were using the Internet. There were very few mobile Internet users in the sample; they had a similar profile to the users of Internet but also had “solid experience with the Internet and computers” (Fernández-Ardèvol & Prieto 2012:13). Official data (Idescat 2012) confirm the small number of elderly mobile Internet users, although they do exist. While use among users of mobile devices (in which a laptop is also included) the frequency of Internet use may be higher than among PC Internet users (see tables). These data also confirm that Internet access at home is prevalent among elderly people (INE, Idescat 2012). Moreover, it is worth noting that Internet use has been reported among the elderly in public spaces in Catalonia, such as centers for senior citizens (Fombona et al. 2012; Sayago & Blat 2010). 

What do senior citizens do online? How do they communicate and participate in the Information Society? It is no surprise that communication is their main reason for using the Internet just at it is in people of all ages (INE, Idescat 2012). Communication with friends and relatives via email is the most important reason for using the Internet and, as a result, most senior citizens feel more satisfied with these contacts. Virtual contacts do not, however, replace face-to-face ones (Sayago & Blat 2010; Selwyn 2003; Russell 2008:80). Elderly people use the Internet in everyday situations as “an extension of the means available” (Hernández et al. 2012). Since the first years of the massive diffusion of the World Wide Web the main and most popular use of Internet among elderly people has been email (Global Internet Survey 2012; Pew Internet 2011, Zickuhr & Madden 2012; Sayago & Blat 2010; Russell 2008; Gatto &Tak 2008; Fox et al. 2001). They also use Internet to search for information and entertain themselves. Nowadays, other uses can be found such as the use of social networking sites (Zickuhr & Madden 2012). Official statistics (Idescat 2012) confirm that email is the preferred use among people over 55, followed by search for information, reading the news, and the use of chats, social networks or blogs, and, finally, voice calls via Internet. It is interesting to note that the frequency of reading the news and voice calls use increases from the 55-64 year segment to the 65-74 year segment, while other uses decrease (Idescat 2012). 

 There are various influences on access to and uses of Internet; education and socioeconomic levels have a positive relationship with the use of Internet (Vodafone 2011; Warner 2010) but things are not as clear as we could assume when we talk about gender and age. In the general population, initial gender and age gaps in Internet access shrink quite quicly (Weiser 2000: 167; Boz & Aksoy 2011) although the gender gap remains as regards frequency and intensity of use: women were identified as less frequent users than men (Ono & Zavodny 2003). In the elderly population, some research has found an influence of gender (Querol 2010) while other authors have not identified the influence of gender (Sayago & Blat 2010) or have characterized it as almost symbolic (Vodafone 2011). 

When we consider age, we find a gap related to access to Internet but when we focus on the population of Internet users we find that age is not a determining variable for explaining behaviour such as finding information on the Internet; education and frequency of use are two variables that better explain variability (Loos 2012). As regards age, after a certain age that establishes a change in social role, such as retirement, it is not chronological age that would explain diversity; it might be better described by other variables related to health and social networks. In other words, it is not being 72 or 80 that is important, but how healthy you are and what relationships you maintain in your social world. 

In this question of influence, the outcomes of Fombona et al. (2012) are significant for what they found as much as for what they did not find. In their research, there is a significant gender difference in the percentage of users of Internet in senior citizens without studies. The gap narrows and becomes almost irrelevant, however, among educated users. The relationships between these variables and the use of Internet raises concerns about the situation of vulnerable population, such as elderly females living alone, those who barely worked outside the house, and those at greater risk of exclusion and poverty (Estivill 2010). 


References

Angel, J.L., 2011. Handbook of sociology of aging, Springer


Boz, H. & Aksoy, M.E., 2011. The internet usage profiles of adults. Procedia - Social and Behavioral Sciences, 28, pp.596–600.

Estivill, J., 2010. L’Observatori Català de la Pobresa, la Vulnerabilitat i la Inclusió Social: fonaments i precedents europeus, [Barcelona]: Generalitat de Catalunya, Institut Català d’Assistència i Serveis Socials.

Fernandez-Ardevol, M. & Prieto, L.A., 2012. Mobile telephony and older people: Exploring use and rejection. Interactions: Studies in Communication & Culture, 3(1), pp.9–24.

Fombona-Cadavieco, J., Agudo-Prado, S. & Pascual-Sevillana, M. de los Á., 2012. Uses of Digital Tools among the Elderly. Comunicar, 20(39), pp.193–201.

Gatto, S.L. & Tak, S.H., 2008. Computer, Internet, and E-mail Use Among Older Adults: Benefits and Barriers. Educational Gerontology, 34(9), pp.800–811.

Hernández-Encuentra, Pousada, M. & Gómez-Zúñiga, B., 2012. The Internet and Older Adults: Initial Adoption and Experience of Use. In R. Z. Zheng, R. D. Hill, & M. K. Gardner, eds. Engaging Older Adults with Modern Technology. IGI Global, pp. 212–228. Available at: http://services.igi-global.com/resolvedoi/resolve.aspx?doi=10.4018/978-1-4666-1966-1 [Accessed April 24, 2013].

Loos, E., 2012. Senior citizens: Digital immigrants in their own country? Observatorio (OBS*), 6(1). Available at: http://www.obs.obercom.pt/index.php/obs/article/view/513 [Accessed March 11, 2013].

Ono, H. & Zavodny, M., 2003. Gender and the Internet*. Social Science Quarterly, 84(1), pp.111–121.

Querol Vicente, V.A., 2010. Las generaciones que llegaron tarde: Análisis de sus prácticas sociales en el ciberespacio. Doctoral thesis. Castelló, Spain: Universitat Jaume I. Available at: http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/10446/querol.pdf?sequence=1 [Accessed November 23, 2010].

Ramon-Jeronimo, M.A., Peral-Peral, B. & Arenas-Gaitan, J., 2013. Elderly Persons and Internet Use. Social Science Computer Review. Available at: http://ssc.sagepub.com/cgi/doi/10.1177/0894439312473421 [Accessed February 19, 2013].

Sayago, S. & Blat, J., 2010. Telling the story of older people e-mailing: An ethnographical study. International Journal of Human-Computer Studies, 68(1-2), pp.105–120.

Selwyn, N., 2003. Apart from technology: understanding people’s non-use of information and communication technologies in everyday life. Technology in Society, 25(1), pp.99–116.

Wellman, B., How does the Internet Affect Social Capital. Available at: http://homes.chass.utoronto.ca/~wellman/publications/internetsocialcapital/Net_SC-09.htm [Accessed March 11, 2012].

Zickuhr, K. & Madden, M., 2012. Older adults and internet use, Pew Research Center. Available at: http://pewinternet.org/~/media/Files/Reports/2012/PIP_Older_adults_and_internet_use.pdf [Accessed May 11, 2013].

Source:  Research proposal  State of the Art (2.2). (July, 2013) 
Aging with or without IT. Internet relationships and aging in Catalonia
M. Soledad Caballero de Luis.
PhD programme on the Information and Knowledge Society
IN3- Universitat Oberta de Catalunya

La realidad cotidiana y la realidad investigada (1a. parte)

En el mismo tercer piso donde vivo y al que nos conduce una escalera estrecha, antigua y desecha, habitan personas mayores. Son dos parejas que han compartido más tiempo con este edificio que entre ellos mismos. Uno de los señores entró a su piso a las pocas horas de nacido y desde entonces sube y baja estas escaleras, ahora con la ayuda de un bastón. Lo escucho salir todas las mañanas luego de las siete y nos cruzamos a menudo en la escalera, donde nos detenemos para que pase uno u otro porque el espacio no alcanza. A veces, lo encuentro en la calle con su señora quien se detiene un momento a conversar conmigo y le recuerda quién soy: de la escala. Los dos usan bastón y encaran día a día esa espantosa escalera para salir a la calle donde  van a disfrutar la paella en un bar familiar. La segunda pareja habitualmente reside en otro país europeo, pero nunca ha desistido de volver desde que dejó Barcelona en aquellas épocas difíciles. A su edad, dice la señora que el viaje se les hace más pesado y les cuesta más venir, pero aún con problemas de salud, viajan. Son los únicos habitantes del edificio con quienes intercambiamos algo más que un rápido momento para esquivarse en la escala. Con ellos ha habido vivencia de veïns, un momento de charla, alguna visita al sillón de casa donde me han contado historias de Barcelona en otros tiempos o se han llevado un poco de mi sopa a ver si les apetece y les cae bien porque últimamente faltaba el apetito. Con el resto, res de res.

Tal vez es el hecho de compartir el mismo piso, esa cercanía que hace que el vecino se convierta en una figura importante porque, por ejemplo, es quien primero puede enterarse cuando hay un inconveniente y puede ayudar. Un día, una de mis vecinas dejó las llaves adentro y no podía entrar hasta que llegara su marido. No tenía teléfono móvil, ni recordaba el teléfono de alguien a quien llamar. Entró a casa y esperamos con una linda conversación. Porque antes de ser un elemento de soporte social, el vínculo con el vecino habla de unas reglas de convivencia social, de sociabilidad, muy similares a las que me han educado en mi Montevideo natal y que compartí en mi infancia en otra escalera y en mi adolescencia en una casa de una calle de un barrio montevideano. A esto se suma que el envejecimiento es parte de mi tema de investigación, y esto puede incidir en mi disposición a conversar con personas mayores.

Me hablan en catalán y en castellano, pero no es la lengua en la que hablemos lo que dificulta la comunicación. “Espera”, me ha dicho alguna vez sonriendo una de las señoras, y luego ha sacado de su bolso un aparato pequeño que se coloca junto al oído para escuchar mejor. La lengua no es un elemento que dificulta la comunicación, y no sólo porque entiendo el catalán, aunque hablo poco, sino porque la voluntad de comunicarse es más importante. Lo aprendí compartiendo unos días en la casa de una familia japonesa -que apenas hablaba algo de inglés- ubicada en una montaña en el interior de la prefectura de Kioto. Para entenderse, basta quererlo. 

Más que la lengua a veces es la impronta cultural lo que nos puede hacer interpretar de una manera diferente la intención del otro, y esto puede generar ruido en la comunicación. Desde el rol de investigador esto implica tener una actitud de mayor escucha activa en el trabajo de campo y de reflexión sobre las propias actitudes sobre todo cuando la diferencia cultural es muy grande. No obstante, sería deseable tener esta actitud de extrañeza en la observación de la propia cultura. Entiendo que dar las cosas por sentadas limita la capacidad de observación, reflexión y análisis. Desde el lugar de personas, también sería deseable estar más alertas. En esos días que pasé en la casa de esa familia japonesa, una noche cuando se acercaba la hora de cenar, la esposa empezó a pelar y cortar verdura para preparar la comida mientras el esposo se sentó en el sillón frente a la mesa bajita. La señora se acercó a la mesa con dos latas de cerveza, una para su esposo y otra para mí. Me indicaron que me sentara a beber la cerveza y mi primera reacción fue negarme de manera delicada. Sin sentarme, le pregunté a la esposa si la podía ayudar con la comida que ella preparaba de pie frente a nosotros. Se negó, siempre con una sonrisa, y me reiteró que me sentara y bebiera. Insistí hasta que comprendí que mi resistencia a aceptar su agasajo podía entenderse como una falta de educación, y no el hecho de beber con el marido y no ayudar a la señora en la preparación de la comida, que era algo que en ese entorno se me ocurría maleducado sólo a mí. Me senté, bebí la cerveza conversando y luego nos sentamos todos en el piso junto a los dos hijos de la pareja que me enseñaron cómo pescar y comer la pasta de arroz de la olla llena de comida colocada en el centro de la mesa.

La casa en la que vivía aquella familia japonesa, estaba en un pueblo de montaña con cinco mil habitantes y tenía una gran antena por la que llegaba en 2001 la conexión a Internet. En Barcelona, en 2013, es muy fácil conectarse a Internet: gratis desde una biblioteca, o gratis si se tiene el dispositivo a través de las redes públicas en muchas partes de la ciudad. Aunque en casa, que es dónde más se usa Internet, hay que pagar. Pero no es la disponibilidad del acceso lo que limita el uso de Internet en esta sociedad, donde la mayoría de las personas mayores no usa Internet. Por un lado, hay diferencias estructurales vinculadas a la educación, clase social, nivel económico que se reflejan en la adopción de las tecnologías y de Internet en concreto entre las personas mayores. Pero, además está el aspecto esencial del sentido: ¿para qué usar Internet? La falta de propósito es una de las principales razones que esgrimen las personas mayores que no son usuarias de esta tecnología.



Algunas lecturas relacionadas a la adopción de Internet entre  personas mayores:

Hernández-Encuentra, Pousada, M. & Gómez-Zúñiga, B., 2012. The Internet and Older Adults: Initial Adoption and Experience of Use. In R. Z. Zheng, R. D. Hill, & M. K. Gardner, eds. Engaging Older Adults with Modern Technology. IGI Global, pp. 212–228.

Idescat (2012) Institut d'Estadística de Catalunya www.idescat.cat Catalonia results based on INE’s Survey on the equipment and use of information and communication technologies (ICT) in households (2012)

Zickuhr, Kathryn (2013) Who's not online and why. Pew Research Center

Selwyn, N., 2003. Apart from technology: understanding people’s non-use of information and communication technologies in everyday life. Technology in Society, 25(1), pp.99–116.

Fundación Vodafone España (2011) Elderly People and ICTs: Accesibility and affordability 






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Entiendo que la investigación tiene sentido cuando es comunicada, cuando es en contacto con otros, no sólo con otros investigadores, sino con la sociedad toda. De esta necesidad, surge también esta web en la que voy a compartir los avances y momentos estancos del incierto y solitario camino del doctorado. Mi intención es ir conversando a medida que documento lo transitado, e incluir a todos aquellos que estén interesados en conversar.


  • El tema de la investigación  involucra a las personas mayores, el uso de Internet y las redes sociales.
  • Escribiré mezclando lenguas; a veces hablaré en mi rioplatense, a veces en inglés y cada tanto me animaré con el catalán y otras lenguas que no domino pero manejo y me gustan.
  • A veces utilizaré el lenguaje académico y otras veces no.